(Domingo, 08/05/2005)
Santiago, mi dolor de espalda, la comida en familia y María Oniria:
Recuerdo haber estado en la cocina de la casa vieja de los abuelos. Luego iba a orinar al baño que está en la pieza que solía usar siempre mi viejo y había una araña tremenda, yo le trataba de dar un pisotón y se comenzaba a arrancar, pero la aplastaba.
El papá se había despertado e iba a la cocina y sacaba unos cereales que yo había pensado en comer y los metía como en una especie de juguera muy grande que estaba puesta sobre este mueble donde está el microondas, pero llena con agua y comenzaba a revolver lentamente y me decía lo exquisitos que eran esos cereales y preparados en esa forma.
Después fui a la pieza del fondo porque quería ver tele o algo así y ahí me asomaba a la pieza que estaba oscura, con las cortinas corridas, y en la tele había una mina en pelotas, su cuerpo visto desde muy cerca y miré la cama de los abuelos, al lado de la tele y había una mina en pelotas en la cama, hincada. Yo dije: “Conche su madre”. Y me fui. Luego seguí por la casa, haciendo cuestiones, conversando, como esperando que pasara algo y después volví a la pieza y me asomé un poquito y la mina seguía ahí en pelotas.
Después de pronto estábamos en un lugar distinto, pero era la misma onda, una comida familiar con los familiares santiaguinos. Es difícil describir el lugar, pero era como una casa con una tremenda pista para estacionar un vehículo a un lado, tenía un bosque por la parte de atrás y un quincho para almorzar al aire libre entre el bosque y la casa.
No se bien cómo, pero entre medio fui a un mall con forma de galería y miraba unos dulces similares a los que venden en Alemania, donde cobran por gramos y tienen cuestiones bien grandes donde hay palitas para ir sacando cantidades de dulces. Yo iba para allá a comprarle flores a la Trini.
Después conocí a una niñita bien chiquita, parecida a mi prima Sofía, con pecas y pelo oscuro, pero bien chica, tanto en porte como en edad. Se llama María y algo con O. Todos los nombres de las mujeres de su familia comenzaban con M y tenían un segundo nombre que comenzaba con O. Ella me indicaba esto en una especie de base de datos que había en un computador ahí creo, o a lo mejor fue la forma en que yo lo visualicé. Yo la miraba en ese momento y pensaba que quizá debería llamarse María Oniria.
Esta niñita tenía poderes. Había un tipo que era cojo y ciego y ella lo sanaba. Además podía dilatar, contraer e incluso retroceder en el tiempo. Yo me ponía a jugar con ella, con sus habilidades. Estábamos ahí el Jp (o alguien más, no me acuerdo bien), el Oliver estaba un poco más lejos y yo le decía a M.O. que retrocediera el tiempo donde estábamos nosotros para que el Oliver dijera todo lo que recién había dicho de nuevo. Ella movía las manos y decía unas palabras raras y el tiempo se comenzaba a retroceder rápidamente, el Oliver por mientras hablaba muy rápido y al revés. Fue demasiado divertido en el sueño. Yo luego pensé que si yo después le agarraba más confianza a ella, quizá ella podría ayudarme. Que podría enderezar mis dientes, o algo así.
Un rato después estaba en la comida con los primos y los abuelos, y esta niñita y yo estábamos tomando unas fantas con chela, como fanchop, pero eran mix-cola en verdad. Yo la invitaba a comer con nosotros.
Me acuerdo que llegaba el Felipe en un momento con montones de cervezas, también de estas mix-cola alemanas y las comenzábamos a meter en un refrigerador que estaba en la casa. Yo estaba cerca de la mesa y de pronto alguien me dice: “Oye ya po, ofrécele algo a tu amiga y ponle un platito en la mesa”. Yo miré y no la encontré, entonces partí buscándola por el lugar y la encontré sentada en el muro del estacionamiento de autos. Se veía súper demacrada y triste. Ella estaba mirando algo que ocurría bien a lo lejos, con unas amigas parece y tenía un celular en la mano. Yo me sentaba al lado de ella y le preguntaba: “¿Qué pasa?” A lo que ella contestaba: “No, nada... es que parece que van a matar a Fredes”. Es curioso, porque a pesar del nombre, yo sabía que Fredes era su perro y ni siquiera lo relacionaba con el profe. Yo le decía: “Pucha mi niña”. Y la abrazaba.
En un momento anterior, cuando conversaba con ella, yo tenía en mis manos un ramito de flores que le había comprado en el mall a la Trini. Y ella me decía: “Pucha, me las podriay haber regalado a mi”. Y yo le decía: “¿Cómo te las voy a regalar a ti? ¿Después de habérselas regalado a mi polola?” (Parece que ya se las había dado a la Trini) Y ella me decía: “Si po”. Y yo quedaba como: “Ya... que raro.”
En otro momento en este sueño había un tipo que era como un hombre-árbol, como Barbol en el Señor de los Anillos. Su papá lo era también y con el tiempo, este tipo quiso y se convirtió en hombre. Creo que M.O. lo había ayudado.
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